9.12.2012

Psicología inversa de una mente perversa

Y mientras espiro lo pienso. Despacio, mientras el aire se cuela por entre los dientes y humedece ligeramente la cara interna de los labios: es otro de esos momentos.
Últimamente me pasa con frecuencia, pequeños instantes en los que perder la cordura se me antoja lo más apetecible y sólo se me ocurre susurrar "dame nieve o lo que sea" a las paredes rotas de recuerdos del piso que ahora es mi refugio.
La petición no es sino una declaración suicida, que sería más pura si me ahorrase la parafernalia de un intermediario caótico como es la droga o, sucia y violenta como un arma en una noche sin luna.
Me pasa cuando pienso demasiado: la atmósfera se congela a mi alrededor oprimiendo las imágenes a mi alrededor y el alma se me sale por los ojos entre gimoteos y palabrotas. Me siento en cualquier rincón maldiciendo por lo bajo, esperando a que pase la tormenta y la sonrisa salga a flote.
Y yo me pregunto, ¿dónde cojones está mi fortaleza entonces? ¿acaso existe? Tal vez se esconda entre esos espasmos histriónicos... Un "dame mierda" por un "tengo miedo" . O un "quémalo" por un "ayúdame". Pero, ¿de qué sirve?¿de dónde sale el miedo?¿tiene solución?

No quiero estar sola cuando vuelva a pasar,
quédate y trae tu mierda más pura. Por favor.

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