5.05.2012

Starlight (3:40)

Y tú me vas a decir
a qué huele su pelo, a qué sabe su boca,
a qué temperatura vive
y respira.

Te entiendo, a tí y no a ella,
por pereza
u obsesión.

Allí espera, el sol en los párpados, los labios semiabiertos,
el cuerpo en el aire y los pies
descalzos.
El frenesí me arrastra y no sé si abrazarla. Surge el miedo a no despegarme nunca, ¿qué sería de mí entonces?
La observo: baila, y se olvida de respirar. Cae y bendigo que sea entre mis brazos. Quema, pero no duele.
Y nos quedamos así, las palabras se evaporaron y los besos murieron. Mantenemos el hilo por ser incapaces de vivir juntos
o separados.

Y nos jode reconocer que la necesidad es patente, palpable.
El orgullo es denso y huele a viejo amigo.
La confiaza surge y susurra nuestra maldición al viento. Siempre así, hundidos en un caos infinito que se la traga a ella y a mí,
por descontado.

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